No sé muy bien por qué motivo es que yo no puedo lidiar con los asuntos pendientes. Quizás es el pensamiento acechante de que la vida se me va de las manos, de que de pronto se terminará y yo apenas me daré cuenta...por eso mismo, prefiero arrepentirme de haber hecho algo, que de no haber hecho nada.
Esta etapa se ha tornado lentamente en un periodo confuso, en una borágine de pensamientos y sentimientos contradictorios, en una guerra entre razón y corazón. Me costó mucho tomar las decisiones que he ido estableciendo, pero debía ir cerrando los grandes círculos pendientes que había en mi vida, no puedo esperar para siempre, no puedo vivir a medias, no puedo estar con el sentimiento constante de que podría hacer algo al respecto, de que podría tomar las riendas de mi vida, para bien o para mal, pero yo dirigirla.
...y aunque los círculos que estoy terminando no resulten ser hermosos y perfectos, prefiero cerrarlos, ponerles fin, para comenzar una nueva etapa, no se si feliz o triste, pero libre al fin.
A veces también necesito un poco de tierra, necesito caerme de vez en cuando, chocar con la realidad, aunque duela en el alma. En el fondo sé que mi sueños son solo sueños, aunque muchas veces me los crea y tenga la tímida esperanza de que podré realizarlos.
